Apostar por la formación de este colectivo se presenta como un elemento clave para su integración
La irrupción de la COVID-19 ha supuesto un duro golpe para el colectivo de personas con discapacidad, que ha visto caer en un 32 % la contratación en 2020 tras siete años de subidas interrumpidas. La inclusión laboral ya era una de las asignaturas pendientes de las empresas y de las administraciones públicas antes de la pandemia, pero tras la crisis este colectivo se encuentra con más puertas cerradas que antes. Las personas con discapacidad se aferran a la formación como una vía de escape de esta situación, pero reconoce que en muchos casos no es suficiente y que aún queda mucho camino por recorrer.
Según los datos avanzados por el Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo (Odismet), en 2020 se destruyeron más de 100.000 empleos y la firma de contratos cayó hasta los 248.500. “El punto de partida en las personas con discapacidad es peor y cualquier incidencia en el empleo supone un retroceso en su situación”, asegura a RTVE.es el coordinador del Observatorio, Luis Enrique Quífez, quien constata que la crisis de la COVID-19 ha supuesto “un varapalo enorme” en el colectivo de personas con discapacidad, ya de por sí vulnerable y donde los prejuicios actúan como una de las principales barreras.
El drama del paro eterno
El último informe anual de Odismet, cuyas cifras corresponden a 2019, constata la evidente discriminación que sufren las personas con discapacidad en el mercado laboral y las diferencias que existen frente al resto de la sociedad. De los 1,87 millones de personas con discapacidad entre los 16 y los 64 años que viven en España, solo un 34,5 % son activas desde el punto de vista laboral, frente al 77,7 % de las personas sin discapacidad. Además, el paro entre quienes tienen una discapacidad alcanza el 23,9 %, más de diez puntos superior; mientras que los salarios de media no llegan a los 20.000 euros brutos y son un 17 % más bajos.